
Monseñor Domingo Maximiliano Roa Pérez
La Arquidiócesis de Maracaibo en Venezuela, impulsa la causa de de Monseñor Dr. Domingo Roa Pérez, una de las figuras más preclaras del Episcopado Venezolano del Siglo XX, quien desarrolló su fecunda actividad pastoral como V Obispo de la Diócesis de Calabozo (1957-1961) y I Arzobispo de Maracaibo (1961-1993).
Nació en el Cobre, Estado Táchira, el 21 de febrero de 1915. Cursó sus estudios Eclesiásticos en el Seminario Santo Tomás de Aquino de San Cristóbal, más tarde en el interdiocesano de Caracas.
Finaliza sus estudios teologales en la Universidad Gregoriana de Roma donde se doctora en teología, Ordenado Sacerdote en Italia el 12 de abril de 1941. Como presbítero de la Diócesis de San Cristóbal, ocupó varios cargos, entre ellos el de Director de Diario Católico, Párroco de Nuestra Señora de Coromoto y Vicario General de la Diócesis, cargo con el cual fue electo Obispo de Calabozo el 05 de octubre de 1957. En 1961 es transferido a la Diócesis de Maracaibo, que en 1966 es elevada a Arquidiócesis.
Gobierno Eclesiástico en tierras Zulianas
Durante su Dirección crea: 36 parroquias, funda 30 escuelas Arquidiocesanas, la Universidad Católica, el Seminario Mayor, el Instituto Niños Cantores, Canal 11 del Zulia y el Diario Católico “La Columna”.
Por todo esto, su labor ha hecho historia, gracias a su sensibilidad espiritual, pastoral y social.
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La Santificación de Roa Pérez
Después de su muerte el 01 de enero del 2000, grupos de personas que le conocieron han comentando acciones de gracias y favores alcanzados por su intercesión y esto ha planteado comenzar el proceso para su beatificación. El 21 de febrero de 2004, Mons. Ubaldo Santana, Arzobispo de Maracaibo, anunció entre los fieles de la Arquidiócesis, su postulación entre los candidatos a beatificación.

En agosto de 2012, un informe del Concejo del Episcopado Latinoamericano, CELAM da a conocer que se encuentra entre los candidatos con olor a santidad. La santificación de Roa Pérez es un acto de justicia para un hombre que marcó la historia de la Iglesia Venezolana.
Para alcanzar el proceso, no se debe limitar a la sola presentación de documentos, sino que, se deben rastrear y divulgar las actuaciones en su vida como Oveja y Pastor, en esto reside su mérito y gloria.
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En el caso de algún favor atribuido a su intercesión se recomienda dirigirlo a la sede de la curia Arquidiocesana de Maracaibo, queda orar para que se lleve a feliz término está gran empresa. ¡Gloria al Pastor Bueno y Eterno!