El Papa Francisco advirtió este domingo que el chismorreo es una peste peor al COVID.
Así lo indicó el Santo Padre antes del rezo del Ángelus al reflexionar en el pasaje del Evangelio de San Mateo (18,15-20) en cual Jesús explica la importancia de la corrección fraterna.
“El pasaje de hoy habla de la corrección fraterna, y nos invita a reflexionar sobre la doble dimensión de la existencia cristiana: aquélla comunitaria, que exige la protección de la comunión, y aquélla personal, que requiere la atención y el respeto de cada conciencia individual”, dijo el Papa.
En esta línea, el Santo Padre destacó que “para corregir al hermano que se ha equivocado, Jesús sugiere una pedagogía de recuperación” y añadió que “siempre la pedagogía de Jesús es una pedagogía de recuperación” la cual está articulada en tres pasajes.
En primer lugar, el Papa recordó que Jesús sugiere “ir al hermano con discreción, no para juzgarlo, sino para ayudarlo a darse cuenta de lo que ha hecho”y reconoció que “no es fácil poner en práctica esta enseñanza de Jesús” porque “existe el temor de que el hermano o la hermana reaccione mal”.
Si la primera intervención fracasa, en segundo lugar, Jesús sugiere “no desistir, sino recurrir al apoyo de algún otro hermano o hermana” y el Santo Padre explicó que “este es un precepto de la Ley de Moisés” y que “los dos testigos son pedidos no para acusar y juzgar, sino para ayudar”.
Por último, Jesús sugiere decirlo “a la comunidad, es decir, a la Iglesia” señaló el Papa quien afirmó que “en algunas situaciones toda la comunidad está involucrada” ya que “hay cosas que no pueden dejar indiferentes a los otros hermanos: se necesita un amor mayor para recuperar al hermano”.
Si tampoco es suficiente, el Papa destacó la importancia de “poner a nuestro hermano de nuevo en las manos de Dios” porque “solo el Padre podrá mostrar un amor más grande que el de todos los hermanos juntos”.
En este sentido, el Santo Padre dijo que “esta enseñanza de Jesús nos ayuda mucho” y advirtió una vez más el peligro del hablar mal del prójimo y afirmó que “el chismorreo es una peste peor al COVID”.
Por ello, el Papa subrayó que “no se trata de una condena sin apelación, sino del reconocimiento de que a veces nuestros intentos humanos pueden fracasar, y que solo estando solo ante Dios puede poner a nuestro hermano ante su propia conciencia y la responsabilidad de sus actos”.
En esta línea, el Santo Padre pidió “silencio y oración por el hermano y la hermana que se equivocan, pero nunca chismorreo”.
“Que la Virgen María nos ayude a hacer de la corrección fraterna un hábito saludable, para que en nuestras comunidades se puedan establecer siempre nuevas relaciones fraternas, basadas en el perdón mutuo y, sobre todo, en la fuerza invencible de la misericordia de Dios”, concluyó el Papa. (ACI)