“Todos mis predecesores han condenado el antisemitismo con palabras claras. Y así también yo confirmo que la Iglesia no tolera el antisemitismo y lo combate, por el mismo Evangelio”.
Son palabras claras y directas las que pronuncia el Papa León XIV en la catequesis de la audiencia general de este miércoles, en la Plaza de San Pedro, reiterando la total incompatibilidad entre el Evangelio, el Magisterio de la Iglesia y el antisemitismo.
La audiencia, precedida de un largo paseo en papamóvil durante el cual León XIV saludó a varios niños, matrimonios y a la multitud de fieles que llegaba hasta la plaza de Pío XII, está dedicada -como él mismo anunció- al «diálogo interreligioso». La ocasión es la celebración del 60 aniversario de la Declaración Nostra Aetea, aprobada por el Concilio Vaticano II el 28 de octubre de 1965.
Lea también: Mons. Lisandro Rivas administra el sacramento de la confirmación en San Simón
Recordando el diálogo entre Jesús y la Samaritana, nacido de la sed de Dios y superando las barreras de la cultura, el género y la religión, el Papa recuerda que este momento capta el núcleo mismo del diálogo interreligioso.
En esta estela, recuerda que el documento conciliar redefinió las relaciones entre la Iglesia católica y las religiones no cristianas, en particular el judaísmo, y «abrió -subraya el Pontífice- un nuevo horizonte de encuentro, respeto y hospitalidad espiritual». Miró a los seguidores de otras religiones de un modo enriquecedor.
“Como compañeros de viaje en el camino de la verdad; para honrar las diferencias afirmando nuestra común humanidad; y para discernir, en toda búsqueda religiosa sincera, un reflejo del único Misterio divino que abarca toda la creación”
Con este documento, continúa explicando el Pontífice, el Papa Juan XXIII pretendía restablecer la relación original con el mundo judío, dando forma, «por primera vez en la historia de la Iglesia», al tratado doctrinal sobre las raíces judías del cristianismo y que a nivel bíblico y teológico representaba «un punto de no retorno». Un reconocimiento, pues, del vínculo entre «el pueblo del Nuevo Testamento» y «el linaje de Abraham».
“La Iglesia, consciente de la herencia que tiene en común con los judíos, e impulsada no por motivos políticos sino por la caridad religiosa evangélica, deplora los odios, las persecuciones y todas las manifestaciones de antisemitismo dirigidas contra los judíos en todo tiempo y por cualquiera”.
Vatican News



