Parte I
Etimología
El término parroquia viene del griego profano paroikein, que significa “residir junto a otros o ser vecino”. La parroquia es la comunidad de los que viven en vecindad. En el griego bíblico, paroikein, significa “vivir como un peregrino”.
Sentido Bíblico
En el NT la paroikein es la comunidad de cristianos que habitan como extranjeros, gente de paso, inmigrantes, porque saben que su verdadera patria es el cielo, “no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la futura” (Hb. 13, 14). Los cristianos somos residentes peregrinos, que vivimos en casas y ciudades, pero que estamos en camino, podríamos decir que siempre estamos en tierra extranjera, no sabemos a dónde nos lleva Dios.
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Sentido
Para la eclesiología y el derecho de la Iglesia, la parroquia consiste en una comunidad de fieles cristianos constituidos de forma estable, que bajo la autoridad del Obispo diocesano, se encomienda a un párroco como su propio pastor.
Ella debe tener estabilidad, condición de toda parroquia y la territorialidad, característica de la mayoría de ellas. El derecho canónico ha abierto el camino a las llamadas parroquias personales, que se pueden crear por razones de rito, lengua y raza (Cfr. CIC 518), es decir, por razones culturales. Sin embargo, precisa que la parroquia como regla general es territorial.
La parroquia es la comunidad de fieles bautizados que realiza de forma local, visible, inmediata y cotidiana el misterio de la Iglesia Local. La Iglesia es más que una estructura o un territorio, hablamos de Iglesia entre la gente, el hogar, donde se reúnen los hermanos que creen en Jesús, es la morada del “nosotros eclesial”.
¿Qué es la parroquia actualmente?
En primer lugar, es el territorio donde tiene su domicilio el fiel cristiano y en segundo lugar, es el movimiento espiritual cristiano que produce ser pueblo de Dios. En los primeros siglos, las comunidades cristianas que existían en las ciudades se convirtieron en Diócesis, luego con la expansión misionera del evangelio fueron creciendo las comunidades formándose en las aldeas, fuera de las ciudades las parroquias.
Sería luego del siglo V cuando la Iglesia se organizó en la ciudades y campos como una “Iglesia Parroquial”, adoptando el sistema parroquial como una unidad pastoral, territorial, cultural y administrativa.
En la actualidad estos dos sentidos conservan su validez. La parroquia territorial, aun cuando puede no dar respuesta específica a las características culturales de la ciudad, que ya he mencionado en artículos anteriores, es la única estructura evangelizadora cercana a nuestra gente con la que cuenta la Iglesia.
¿Qué tipos de parroquias se pueden crear?
Se necesita un verdadero discernimiento pastoral para constituir una parroquia personal, sectorial o ambiental que atienda a grupos específicos, como trabajadores de una profesión, inmigrantes y otros. Igualmente se pueden erigir parroquias solidarias “in solidum”, cuasi parroquias, rectorías, capellanías y centros misionales donde su territorio sea la comunidad de una ciudad.
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Sin embargo, la parroquia territorial es la Iglesia entre las familias y casas de las personas que asume la condición local del hombre en la sociedad, siendo un criterio importante la relación de vecindad entre personas y familias, ya que el domicilio es un componente de identidad relacional de la persona, el domicilio es el domus, la casa. La parroquia acompaña el itinerario de la fe de cada persona y familia domiciliada en la comunidad.
Renovación en clave misionera
El documento de Aparecida (2007) presenta en varios capítulos una síntesis teológica y pastoral de la revocación de la parroquia, de forma especial urbana en clave misionera.
Hoy podemos ver el número limitado de católicos que llegan a nuestras celebraciones en orden al porcentaje de habitantes de nuestras parroquias en la ciudad, vemos hermanos alejados, algunos porque desconocen a Cristo verdaderamente.
La renovación parroquial se impone de forma especial en las ciudades que nos están exigiendo imaginación y creatividad pastoral desde una profunda reflexión de lo que el Señor quiere aquí y ahora (reflexión teológica) para llegar a las diferentes periferias existenciales y geográficas desde nuevas estructuras pastorales, puesto que muchas de las que tenemos nacieron para responder a necesidades del mundo rural y hoy no responden a la vida urbana (Cfr. Aparecida 173). Continuaremos profundizando este tema en los siguientes artículos.