Wynfrith, más conocido como Bonifacio, nació en el año 680 en Inglaterra, formado en una familia que ostentaba estatus y poder. Desde muy joven tuvo la idea y convicción de entregarse a la vida religiosa, una decisión que no fue bien recibida por sus padres quienes se negaban rotundamente.
Sin embargo, esta controversia no paralizó su deseo, a sus 30 años se recibió como sacerdote y se dedicó al estudio profundo de la Biblia. Para el año 718 el Papa Gregorio II le designó como tarea llevar la palabra de Dios a las tierras donde la incertidumbre y las vagas creencias se dispersaban.
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El Santo escuchó con detenimiento las palabras del Sumo Pontífice quien le designó una tarea ardua para luego nombrarlo: “Soldado de Cristo, te llamarás Bonifacio”, un nombre que significa “bienhechor”.
“El Santo partió inmediatamente con destino a Alemania, cruzó los Alpes, atravesó Baviera y llegó al Hesse (…) en poco tiempo, pudo enviar a la Santa Sede un informe tan satisfactorio que el Papa hizo venir al misionero con miras a confiarle el obispado. El día de San Andrés del año 722, fue consagrado obispo regional con jurisdicción general sobre Alemania. Bonifacio regresó a Hesse y como primera medida, se propuso arrancar de raíz las supersticiones paganas que eran el principal obstáculo para la evangelización”
Para el año 731, el Papa Gregorio III, sucesor de Gregorio II, le otorgó un nuevo nombramiento a San Bonifacio con el cual ejercía su trabajo evangelizador en toda Alemania y tenía capacidades para instaurar obispados donde la palabra de Dios ya estuviera consolidada.
Por su convicción y su responsabilidad evangelizadora fue llamado el “Apóstol de Alemania”, sumado a la fundación y organización de iglesias lo que lo hacía merecedor de ser un misionero y reformador de las creencias mundanas de los habitantes.

El 5 de junio del año 754, cuando el Santo se disponía a realizar una confirmación en masa, en la víspera de Pentecostés, apareció una horda de paganos hostiles que atacó al grupo brutalmente con lanzas y espadas “Dios salvará nuestras almas” se escuchó gritar a Bonifacio quien alzó el evangelio a modo de protección. La espada partió el libro y la espada del Santo.
Oración
Oh San Bonifacio, mensajero intrépido de la fe, guía luminoso en la oscuridad de la incredulidad, escucha nuestras súplicas humildes y sinceras.
Te imploramos, oh santo patrón de la conversión, que intercedas por nosotros ante el trono de Dios Todopoderoso. Ilumina nuestros corazones con la luz de la verdad divina y fortalece nuestra fe en tiempos de duda y tribulación.
Concede sabiduría a nuestros pasos y coraje para proclamar el Evangelio con valentía y amor. Te agradecemos, oh, glorioso San Bonifacio, por tu incansable labor en la viña del Señor y por tu ejemplo de devoción y sacrificio.
Con humildad te ofrecemos nuestras oraciones y acciones en honor a tu santo nombre, confiando en tu poderosa intercesión.
Amén
Carlos A. Ramírez B.