Juana nació el 16 de febrero de 1452 en Lisboa, Portugal; fue la hija del rey Alfonso V de Portugal y Isabel de Coimbra. Fue implorada por el cielo con muchas oraciones, porque faltaba el heredero de la corona después de la temprana muerte de su hermano mayor, Juan. En su nacimiento, en 1452, los tres estados de la corona juraron reconocerla como su princesa y heredera del Trono, en caso de que el descendiente faltara.
A los tres años, Juana se quedó sin madre, quien murió dando a luz al heredero esperado. La augusta niña creció como una flor de altar exquisitamente educada por la princesa Beatriz de Meneses, su institutriz. Fue regente de su padre en 1471.
Ella sobresalía principalmente por el coraje y la persistencia con que se opuso a todos los intentos de su padre y hermano de hacer que se casara.
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Ella había decidido desde la infancia ser la esposa de Cristo y, cuando fuese posible convertirse en religiosa; pero siendo la siguiente heredera del trono, lo cual era por defecto un asunto de hombres, su deseo era particularmente intolerable para su familia y su país. Juana era muy hermosa y su mano fue pedida por varios príncipes. Una vez, en la ausencia de su padre, ella tuvo que encargarse del reino, y en ese oficio se dice haber demostrado gran capacidad.
Juana ingresó al monasterio de Jesús, un convento dominico en Aveiro, Portual, en 1473 y la familia real se opuso a que tomara votos porque podría necesitar casarse para asegurar la continuidad de la línea de sangre real. Rechazó los matrimonios arreglados y sólo el 4 de agosto de 1472 pudo vestir el hábito dominicano en el observador Monasterio de Aveiro, donde su corta vida fue todo un holocausto de amor y sacrificio. Continuó siendo una gran defensora de su hermano, Juan II de Portugal, a lo largo de su reinado y de su vida.
Por un tiempo, fue obligada por razones políticas, a dejar el convento y volver a la Corte. No obstante, finalmente, aceptó los votos, y su vida en el convento fue muy penitencial, santa y tan heroicamente humilde, que murió con el olor de la santidad, y los milagros siguieron a su fallecimiento.
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Murió el 12 de mayo de 1490 en Aveiro, Portugal, de causas naturales.
Tras su muerte se le veneró espontáneamente como santa debido a las múltiples curaciones y milagros y fue beatificada en 1693 por el Papa Inocencio XII. Aunque no ha sido canonizada, en Portugal es conocida como la princesa Santa Juana
Oración colecta
Oh Dios, que mantuviste
constante en tu voluntad
a la beata Juana de Portugal
dentro de su familia real
y de las vanidades del mundo;
te pedimos humildemente que, por su intercesión,
tus fieles sepan también prescindir de lo terreno
que les impida aspirar a las cosas del cielo.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo ·
y es Dios por los siglos de los siglos.
Yoliana Pastran / Diario Católico