La Biblia relata pocas palabras de la Virgen María. Atenta a la Palabra de Dios, «meditaba en su corazón» (Lc 2,19), advierte san Lucas en el momento del nacimiento de Jesús.
De cada uno de los jóvenes depende una renovada vitalidad del pueblo de Dios (Juan Pablo II, 11 de abril de 1987) Somos llamados a ser vigor en la Iglesia.