El primer encuentro de Juan Diego con la Madre de Cielo, sucedió cuando se trasladaba por el camino de Tlatilolco para asistir a misa. Al pasar por el cerro de Tepeyac, captó su atención un bello canto de aves, al que siguió una voz que lo llamó por su nombre: “Juanito, Juan Dieguito”
En total fueron 18 las apariciones de la Santísima Virgen a la joven en la gruta de Lourdes. En todo este tiempo, María pidió oración y penitencia por los pecadores. Bernardita padeció mucho por la incredulidad de las autoridades y de algunos sacerdotes
“Deténganse sobre los caminos y miren, pregunten a los senderos antiguos donde está el buen camino, y vayan por él: así encontrarán tranquilidad para sus almas”
“Luego el sol volvió a su sitio y los miles de peregrinos que tenían sus ropas totalmente empapadas por tanta lluvia, quedaron con sus vestidos instantáneamente secos. Y aquel día se produjeron maravillosos milagros de sanaciones y conversiones”
Ocurrió entonces que un comerciante de telas, robó el cuadro y partió con él destino a Roma. Durante el viaje se desató una fuerte tormenta por lo que el comerciante elevó la imagen de Nuestra Señora, implorando su ayuda. Inmediatamente la tormenta cesó y los viajeros pudieron llegar a su destino
La imagen de la Inmaculada Concepción, presenta a la Virgen vestida de blanco con un manto azul y debajo de sus pies una serpiente. Esta escena refiere la promesa de la redención contenida en el libro del Génesis