“Cuando Dios creó al hombre, lo creó a su semejanza”. El hombre, el ser humano, cada hombre y cada mujer hemos sido hechos a imagen y semejanza del Creador, es decir, hemos sido creados creadores
En la vida de comunidad, se hace necesario compartir lo nuevo y lo antiguo, donde la cultura de la amistad nos permite transmitir conocimiento, experiencia y vida para así retroalimentarnos y hacer posible una nueva forma de pensar, para lograr una mejor forma de vida
“El que no tenía pecado, recuerda, por nosotros se hizo pecado, maldición, castigo de Dios. Eso es Cristo, el pararrayo de la humanidad, allí descargaron todos los rayos de la ira divina para librarnos a nosotros"
El logos, entonces, vendrá a ser la fuente del pensamiento y la acción humana. El logos moderno establecido por Descartes, afirma que el hombre es una “cosa” que piensa, que duda, que conoce, que afirma, que niega, que quiere, que rechaza, que imagina y que siente
Encarnar la noción de discípulo misionero en la acción política, nos lleva a pensar que el discípulo es una persona que madura constantemente en el conocimiento, amor y seguimiento de Jesús, que profundiza en el misterio de su persona y su doctrina, a quien reconoce como maestro
Confiamos que estos objetivos sean asumidos por quienes tienen la responsabilidad de educar conciencias, crear comunidades, formar el sujeto social y dirigir estructuras sociopolíticas que ayuden a construir un mejor estado y país
San Juan Pablo II reconocerá que su fe sufrió una profunda renovación cuando se redescubrió a la luz del conocimiento que irradiaba esta nueva piedad mariana. No se trataba ya de la fe a la que se abrazó con absoluto abandono aquel niño polaco, sino una devoción madurada por la oración, el estudio y la determinación de vivir la existencia desde la mirada de María