Este artículo de Fe Creída, Fe Vivida, busca adentrarnos en el desarrollo de la democracia luego de la década del 70 y el acompañamiento de la Iglesia Católica en estos procesos.
Puebla se celebra al cumplirse diez años de Medellín. Buscaba presentar cómo encarnar la evangelización en América Latina y delinear una pastoral capaz de afrontar los problemas de la Iglesia latinoamericana, uno de ellos clarificar las teologías de la Liberación (TL).
En el CVII acontecieron dos hechos relevantes: el encuentro en Roma de expertos conciliares latinoamericanos, – entre ellos Lucio Gera – y el encuentro en la facultad franciscana de Petrópolis (Brasil) en 1964 con el fin de investigar teológicamente la problemática de la Iglesia latinoamericana, entre ellos Gustavo Gutiérrez y L. Gera.
Un fruto del CVII y Medellín fue el desarrollo de la Teología de la Liberación (TL) que se volvió estrategia perdurable del catolicismo en la lucha por la justicia social.
El Concilio Vaticano II (1962-1965) marca un nuevo comienzo. Implicó una serie de aperturas de la Iglesia al mundo y un nuevo tipo de relaciones, esto quedó marcado de manera especial en la Constitución Pastoral Gaudium et Spes (GS), donde la Iglesia se sentía íntimamente solidaria con el género humano y su historia, para muchos era un signo de un nuevo compromiso para los cristianos en el mundo social, económico, político y cultural.
En las antiguas sociedades, el poder espiritual se encontraba unido o sometido al poder terrenal. Cristo en su breve sentencia: «Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios» (Mt. 20, 25), establece la separación entre estos dos poderes.
En este artículo continuamos la reflexión sobre la encarnación de la DSI en Venezuela por medio de la reflexión ofrecida por los Pastores a través de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV).