El 27 de año de 1990, junto con mis hermanos Ubaldo Santana y Diego Padrón recibí de manos del recordado Cardenal José Alía Lebrún, la consagración episcopal. Fuimos elegidos por Juan Pablo II. Pasé 5 años y medio en Caracas como Auxiliar, luego 3 años y medio en Los Teques y desde el 18 de junio de 1999, como Obispo de San Cristóbal
La energía más valiosa del mundo no es la electricidad sino el amor. El ideal más digno del hombre no es el campeón de boxeo, sino el santo. El tesoro más sublime del hombre no es la máquina sino el alma"
Amor, unidad y familia fue el trípode que sostuvo su homilía, acaso ¿su plan de gobierno? No lo sé, pero sin duda, fueron recibidas, al menos por mí, con una alegría que, eso espero, solo puede venir de lo alto
La Doctrina Social de la Iglesia en primer lugar nos ofrece “claves interpretativas” que ponen en diálogo la ciencia y la conciencia, ofreciendo así una contribución fundamental al conocimiento, a la esperanza y a la paz
Ha iniciado su pontificado con varios signos, como la invitación a la paz con gestos, palabras y acciones concretas. De igual manera, invitó a avanzar en la “construcción de puentes”
Una institución que ha superado los 100 años es una noticia maravillosa para la esperanza, pues es la confirmación de que, tal y como nos lo recordó Francisco, jamás defrauda y que además goza de buena salud
Su humildad, su fe, su obediencia, su caridad, su sabiduría, su piedad, su paciencia, su fortaleza, la dignidad de su pobreza, su esperanza, su modestia, son una galería de virtudes que pueden llevar al hombre de hoy a una transformación antropológica que nos aproxime a otra dimensión, mucho más profunda, de la sensibilidad y el acercamiento