El relicario de la Virgen de la Consolación data de hace más de 300 años lo cual lo ubica como el más antiguo de Venezuela, historiadores y presbíteros aducen que el haberse mantenido intacto luego de la guerra de la Independencia, la guerra Federal y todas las confrontaciones que se gestaron en el país le dan un cariz místico de protección a todos lo que se refugian en la fe que les da la madre de los Andes.
Todo lo que envuelve la creencia en la virgen proporciona veracidad a todos sus milagros y que años tras año se sumen más adeptos a la adoración de la madre de Dios como un canal espiritual para lograr cada meta propuesta o cada súplica que nace desde el alma cuando hay un familiar, amigo, cercano que padece de enfermedades que los mantienen cautivos en hospitales.
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“El relicario de la Virgen fue hecho luego del mandato del obispo de Santa Marta, Jaime de Pastrana, hace 329 años (…) luego de tantos años se mantiene intacto y protector, vigilante de su pueblo desde Táriba hasta los confines del Táchira”.
Los fieles que visitan La Basílica de Nuestra Señora de la Consolación observan el relicario que cuida a la santa imagen y dan fe de la bien custodiada que se encuentra. Hay quienes estiman que la inmaculada protectora los cobija y los resguarda a toda hora, en cada momento, en cada situación apremiante que puedan sufrir y padecer.
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“Los nobles y los hijos del pueblo, los obreros y lo menestrales, los ricos y los pobres, los inteligentes y los rudos, los empleados y los buenos campesinos que el día de sus fiestas se visten de gala, y recogen las primicias de sus mejores cosechas y rasgan con las manos briosas las cuerdas del cuatro y de las guitarras, para venirle a decir a la Madre las Cántigas de su amor limpio y sin mancha”.
Oración
Oh! Virgen Santísima de La Consolación, que tu maternal bendición esté sobre mí en el día, en la noche, en el trabajo, en el descanso, en la salud, en la enfermedad, en la vida, en la muerte, en el tiempo y en la eternidad.
Santísima Virgen María, madre y abogada mía,
no permitas que te ofenda en este día
y para eso dame tu santa bendición.
En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo.
Carlos A. Ramírez B.-