Freddy Ramírez
Diario Católico
Una nueva ola de migrantes venezolanos se ha podido observar durante las últimas semanas en las calles de San Cristóbal con destino hacia la frontera, se trata de los llamados “caminantes” que con mochila al hombro y determinación decidieron tomar nuevamente rumbo hacia tierras extranjeras. Algunos de ellos habían retornado al país producto de la pandemia, pero al llegar a sus ciudades de origen se encontraron con una crisis social y económica más acentuada.
Esta realidad venezolana ha impulsado incluso a aquellos que no habían tomado camino, a unirse a los retornados para huir de la crisis, pues sus testimonios hablan de mejores posibilidades de trabajo y mejor calidad de vida fuera de Venezuela.
“Soy madre soltera de tres hijos que sufren un cuadro severo de desnutrición, pues donde vivíamos no hay agua y se come una o dos veces al día, pero no con los nutrientes necesarios para alimentarse”, dijo Rossi Garcés proveniente de San Joaquín estado Carabobo, y con quien conversamos en su paso por el elevado de Puente Real en San Cristóbal, indicó que llevaba tres días caminando, entre colas o aventones, que sólo se pudo traer a su hijo mayor y que los otros dos los repartió entre sus abuelos mientras puede regresar a buscarlos.
En este grupo de once caminantes, también se encontraba Carmen Quevedo procedente de Cagua, estado Aragua, explicó que el camino no es fácil, pues en cada alcabala los detienen, los interrogan y en algunas ocasiones los retienen y los hacen esperar varias horas sin razón alguna, aseguró que la mayor preocupación es poder cruzar la frontera sin ningún inconveniente, pues mientras más se acercan a Colombia, más caminos verdes o trochas deben tomar para evitar los puntos de control, pues según otros caminantes en algunas alcabalas entre El Mirador y Capacho los funcionarios de seguridad les niegan su paso o tránsito por las carreteras.
Otros migrantes han aprovechado la habilitación del terminal de pasajeros de San Cristóbal para acortar un poco el camino y tomar la ruta por el municipio Junín, en algunos casos afirman que el control para el acceso a las unidades de transportes es más fuertes, pues los protocolos de bioseguridad así lo exigen y en ocasiones les toca mentir pues los funcionarios de seguridad también controlan la salida de migrantes desde este puerto terrestre.
Colombia es el destino
Según datos de Migración Colombia más de 100.000 venezolanos, en siete meses de cuarentena, cruzaron la frontera hacia su tierra de origen. Sin embargo, con la eliminación de las medidas restrictivas en Colombia ahora intentan regresar, e incluso a otros países donde tenían residencia como Ecuador, Perú, Chile y Argentina, en busca de oportunidades para el sustento de sus familias, ante la grave crisis que encontraron en su territorio.
Para Juan Francisco Espinosa -director de Migración Colombia- la situación de las trochas y el paso ilegal de personas por esta vía es “incontrolable”. “Las fronteras continúan cerradas, y hemos suspendido la entrega de los salvoconductos de tránsito. Únicamente se está permitiendo el ingreso de colombianos y extranjeros residentes. A los migrantes no se les permite el ingreso por restricciones de la pandemia”. Sin embargo, comentó que a pesar del cierre fronterizo “no garantiza en un cien por ciento que no haya ingresos irregulares al territorio nacional. Frente a este tema se ha hecho un esfuerzo enorme con el Ministerio de Defensa y la Fuerza Pública para militarizar las fronteras, pero, dada su extensión, es imposible ubicar un uniformado en cada metro fronterizo”.
La mayor crisis migratoria de América Latina
En estos años, especialmente en los dos últimos, un total de 5.095.283 personas han dejado Venezuela para escapar de la crisis del país, de acuerdo con la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (AGNUR), lo que la convierte en la mayor crisis migratoria de América Latina en la historia reciente.
“Esta cifra representa la mayor suma de migrantes, refugiados y solicitantes de asilo venezolanos reportados por los gobiernos anfitriones”, sin embargo, “como muchas de las fuentes de los gobiernos no tienen en cuenta a venezolanos sin un estatus migratorio regular, es probable que el número total sea más alto”, avisa AGNUR.
Del total, 2.562.776 han conseguido un estatus legal en el país de acogida, normalmente mediante permisos de residencia, otro 895.777 han solicitado asilo y solo 66.014 han sido reconocidos como refugiados.