Las religiosas en Ucrania también sufren los embates de la guerra, pero el miedo y los peligros no impiden que sigan ayudando a los fieles locales, con la esperanza puesta siempre en el Señor, sostenidas por las oraciones y la ayuda de los católicos de todo el mundo.
Magda Kaczmarek, responsable de los proyectos de Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) para Ucrania, está en contacto con diversas congregaciones religiosas en las zonas de guerra y comparte el testimonio de una hermana de un convento en el norte del país.
Por razones de seguridad ACN reserva el nombre de la religiosa y el lugar donde está, pues allí “se está librando una batalla feroz”.
Ante los constantes ataques rusos, las religiosas han tenido que refugiarse varias veces en el sótano y duermen con el hábito puesto para poder salir ante cualquier emergencia; apagan todas las luces por las noches para evitar ser blancos de los bombardeos; y ahora incluso tienen un teléfono móvil con ellas cuando rezan para saber si es que hay un ataque.
Kaczmarek dijo que el sótano del convento ya no es tan seguro y las religiosas han tenido que resguardarse en un refugio antiaéreo. Varias bombas han caído ya cerca del convento, dejando como víctimas a una joven familia vecina.
“Las hermanas han acogido en su convento a tres familias que temían por sus vidas”, agregó.
El cuidado de las familias en peligro no es algo nuevo para las religiosas. Ya lo hacían antes de la invasión del 24 de febrero, e incluso desde que se inició la guerra en 2014, cuando Rusia se anexó la península de Crimea.
Los vecinos del convento, que ven en las religiosas un signo de esperanza, afirman: “Nos quedaremos mientras estén aquí las hermanas. Cuando ellas se vayan, nos iremos también nosotros”.
Sobre las oraciones de los fieles de todo el planeta por el fin de la guerra, Kaczmarek dijo que “las religiosas reciben mensajes de todo el mundo diciendo que la gente piensa en ellas y reza por ellas, también experimentan una gran solidaridad por parte de los amigos y vecinos del convento, a pesar de que estos también se vean muy afectados”.
Las hermanas afirmaron que “sienten la oración de los salmos en su propia carne”, pero “los ruegos por protección de la guerra y las promesas de la cercanía de Dios les infunden fuerzas”.
Una de las religiosas compartió que nunca ha rezado tantos rosarios como ahora, en medio de la guerra.
ACN contribuyó a financiar la construcción del convento de estas hermanas y durante años ha sostenido a las religiosas, quienes agradecen por esto a la fundación pontificia, que ha pedido a todos los conventos de clausura del mundo que recen constantemente por Ucrania.
“Este apoyo hace que se sientan parte de la Iglesia y acompañadas por mucha gente”, resaltó Kaczmarek.
En respuesta a la grave crisis humanitaria en Ucrania a causa de la guerra, ACN ha preparado un paquete de ayuda de emergencia de 1.3 millones de euros.
El presidente ejecutivo de ACN, Thomas Heine-Geldern, dijo que esta ayuda beneficiará a los sacerdotes y religiosos que trabajan en parroquias, orfanatos y residencias de ancianos, y que se ocupan de los desplazados en toda Ucrania.