El Evangelio, trae una enseñanza para nuestra vida. Las lecturas de hoy del Santo Evangelio están acompañadas con una reflexión del Papa Francisco que nos invita a reflexionar.
¡Medita la palabra diaria para ayudar al corazón a albergar el mismo Dios!
Antífonia
Cfr. 1 Cor 12, 4-6
Hay diferentes dones, pero el Espíritu es el mismo, hay diferentes servicios, pero el señor es el mismo; hay diferentes actividades, pero Dios, que hace todo en todos, es el mismo.
Oración
Dios nuestro, que enseñaste a los ministros de tu iglesia a no buscar ser servidos, sino a servir a sus hermanos, concédeles disponibilidad en la entrega, mansedumbre en el servicio y perseverancia en la oración. Por nuestro Señor Jesuscristo…. Amén.
Primera lectura
Has hecho pecar a Israel.
Del primer libro de los Reyes: 21, 17-29
Después de la muerte de Nabot, el Señor le dirigió la palabra al profeta Elías y le dijo: «Levántate y ve al encuentro de Ajab, rey de Israel, que vive en Samaria.
Se encuentra en la viña de Nabot, a donde ha ido para apropiársela.
Dile lo siguiente: «Esto dice el Señor»: Así que, además de asesinar, estás robando?. Dile también: «Por eso, dice el Señor, en el mismo lugar en que los perros han lamido la sangre de Nabot, los perros lamerán también tu propia sangre».
Ajab le dijo a Elías:» Has vuelto a encontrarme, enemigo mío?». Le respondió Elías: «Sí, te he vuelto a encontrar. «Porque te has prestado para hacer el mal ante mis ojos, dice el Señor, yo mismo voy a castigarte: voy a barrer a tu posteridad y a exterminar en Israel a todo varón de tu casa, libre o esclavo.
Haré con tu casa lo que hice con la de Jeroboam, hijo de Nebat, y con la de Basá, hijo de Ajías, porque has provocado mi cólera y has hecho pecara Israel.
A los hijos de Ajab que mueran en la ciudad, los devorarán los perros; y a los que mueran en el campo, se los comen los buitres». También contra Jezabel ha hablado el Señor y ha dicho:»Los perros devorarán a Jezabel en el campo de Yezrael».
(Y es que en realidad no hubo otro que se prestara tanto como Ajab para hacer el mal ante los ojos del Señor, instigado por su esposa Jezabel.
Su proceder fue abominable, porque adoró a los ídolos que habían hecho los amorreos, a quienes el Señor explusó del país para dárselo a los hijos de Israel).
Cuando Ajab oyó estas palabras, desgarró sus vestiduras, se puso un vestido de sayal y ayunó; se acostaba con el sayal puesto y andaba cabizbajo.
Entonces el señor le habló al profeta Elías y le dijo:»Has visto cómo se ha humillado Ajab en mi presneica?, Por eso, no lo castigaré a él durante su vida, pero en vida de su hijo castigaré a su casa». Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
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Salmo de hoy
Del salmo 50,3-4. 5-6a. II y 16.
R/. Misericordia, señor, hemos pecado.
Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas.
Lávame bien de todos mis delitos y purificame de mis pecados. R/.
Puesto que reconozco mis culpas, tengo siempre presentes mis pecados. Contra ti solo pequé, Señor, haciendo lo que a tus ojos era malo. R/.
Aleja de tu vista mis maldades y olvídate de todos mis pecados. Líbrame de la sangre, Dios, salvador mío, y aclamará mi lengua tu justicia. R/.
Evangelio del día
Amen a sus enemigos.
Del santo Evanlegio san Mateo: 5, 43-48.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:»Han oído ustedes que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sbre los buenos y los malos, y manda su lluvia sobre los justos y los injustos. Porque, si ustedes aman a los que los aman, qué recompensa merecen?, No hacen eso mismo los publicanos?, no hacen eso mismo los paganos?. Ustedes, pues, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto». Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Palabras del Santo Padre
¿Es posible que una persona llegue a amar a los propios enemigos? Si dependiera solo de nosotros, sería imposible. Pero recordemos que, cuando el Señor pide algo, quiere darlo. El Señor nunca nos pide algo que Él no nos dé antes.
Cuando me dice que ame a los enemigos, quiere darme la capacidad de hacerlo. Sin esa capacidad nosotros no podremos, pero Él te dice “ama al enemigo” y te da la capacidad de amar.
San Agustín rezaba así —escuchad qué hermosa oración—: Señor, «da lo que mandas y manda lo que quieras» (Confesiones, X, 29.40), porque me lo has dado antes.
¿Qué pedirle? ¿Qué es lo que a Dios le complace darnos? La fuerza de amar, que no es una cosa, sino que es el Espíritu Santo.
La fuerza de amar es el Espíritu Santo, y con el Espíritu de Jesús podemos responder al mal con el bien, podemos amar a quien nos hace mal. (Ángelus, 20 febrero 2022).
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