El Evangelio de hoy, trae una enseñanza para nuestra vida. Las lecturas de hoy del Santo Evangelio están acompañadas con unas palabras del Papa Francisco que nos invita a reflexionar.
ANTÍFONA DE ENTRADA
El diácono san Lorenzo se entregó totalmente al servicio de la Iglesia: así mereció sufrir el martirio y reina gloriosamente con Cristo.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, por cuyo ardiente amor resplandeció san Lorenzo en la fidelidad de tu servicio y en la gloria del martirio, haz que amemos lo que él amó y pongamos por obra lo que él enseñó. Por nuestro Señor Jesucristo …
PRMERA LECTURA
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 9, 6-10
Hermanos:
El que siembra tacañamente, tacañamente cosechará; el que siembra abundantemente, abundantemente cosechará.
Cada uno dé como le dicte su corazón: no a disgusto ni a la fuerza, pues Dios ama “al que da con alegría”.
Y Dios tiene poder para colmaros de toda clase de dones, de modo que, teniendo lo suficiente siempre y en todo, os sobre para toda clase de obras buenas.
Como está escrito:
«Repartió abundantemente a los pobres, su justicia permanece eternamente».
El que proporciona “semilla al que siembra y pan para comer” proporcionará y multiplicará vuestra semilla y aumentará los frutos de vuestra justicia.
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SALMO DE HOY
Sal 111, 1-2. 5-6. 7-8. 9 R/. Dichoso el que se apiada y presta
Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra
la descendencia del justo será bendita. R.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos,
porque jamás vacilará.
El recuerdo del justo será perpetuo. R.
No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos. R.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad dura por siempre
y alzará la frente con dignidad. R.
EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Juan 12, 24-26
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto.
El que ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiere servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo honrará».
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PALABRAS DEL SANTO PADRE
Y para explicar el significado de su muerte y resurrección, Jesús se sirve de una imagen y dice «si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto» (v. 24). Quiere hacer entender que su caso extremo —es decir, la cruz, muerte y resurrección— es un acto de fecundidad —sus llagas nos han curado—, una fecundidad que dará fruto para muchos. Así se compara a sí mismo con el grano de trigo que pudriéndose en la tierra genera nueva vida.
Con la Encarnación, Jesús vino a la tierra; pero eso no basta: Él debe también morir, para rescatar a los hombres de la esclavitud del pecado y darles una nueva vida reconciliada en el amor. He dicho «para rescatar a los hombres»: pero, para rescatar a mí, a ti, a todos nosotros, a cada uno de nosotros, Él pagó ese precio. Este es el misterio de Cristo. Ve hacia sus llagas. Entra, contempla; ve a Jesús, pero desde dentro. Y este dinamismo del grano de trigo, cumplido en Jesús, debe realizarse también en nosotros sus discípulos: estamos llamados a hacer nuestra esa ley pascual del perder la vida para recibirla nueva y eterna. (Ángelus, 18 marzo 2018)