La primera universidad del Táchira surgió gracias a la iniciativa del tercer obispo de la Diócesis de San Cristóbal, Monseñor Alejandro Fernández Feo, quien realizó las gestiones necesarias para que la gente de esta tierra tuviera una casa de formación profesional.
Es la Universidad Católica del Táchira, que al amparo de la Iglesia local y reconocida por la Santa Sede, sigue los patrones de búsqueda de excelencia en la formación profesional y una gran humanidad en sus egresados.
Así describe Jesús Gerardo Díaz, secretario de la UCAT el sentir y hacer de esta casa de estudios que en 60 años de trayectoria ha aportado a la región, Venezuela y el mundo 26 mil 120 graduados universitarios altamente competentes y animados a un ejercicio profesional que advierta, aborde y acompañe acciones que contribuyan al desarrollo en todos los ámbitos.
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“Trabajamos por la calidad académica y la calidad humana, queremos que la gente sea capaz, pero también compasiva, comprometida, creativa, que pueda incidir efectivamente sobre la realidad desde sus competencias para procurar su bien como persona y también en bien común”, aseguró Díaz.
Comentó que las características geográficas y sociales de la entidad demandan una atención particular “por ello el nuestro mayor y principal interés es proporcionar una respuesta efectiva y eficaz a las necesidades de nuestros habitantes, para que se formen en las áreas que la realidad demanda”, enfatizó.
Liderazgo
La UCAT materializa su vocación no solo en el esmero de la ejecución de los pénsum de estudios, sino también a través de iniciativas que fortalezcan el perfil planteado para sus egresados. Díaz mencionó el programa de Liderazgo Ignaciano Universitario Latinoamericano, que se comparte con las casas de estudio integradas a la Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (Ausjal).
Este programa contempla tres ejes de formación: sociopolítica, identidad Ignaciana (espiritualidad de San Ignacio de Loyola) y herramientas de liderazgo. Está dirigido a estudiantes de pregrado que aplican luego de un proceso de selección.
Al respecto Díaz manifestó que “es un programa que transforma vidas” pues en su hacer permite que los estudiantes tengan contacto directo con realidades de la zona, y sean partícipes de acciones que favorecen la calidad de vida.
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Erven Amaya SJ, docente y coordinador de la Pastoral, indicó que a la par de este programa, se ejecuta también el “Liderazgo Mag+s”, una propuesta que tiene que ver con el liderazgo político en clave cristiana, ignaciana “para discernir entre acciones políticas correctas o incorrectas, decisiones fundamentales sobre el espacio público para el bien colectivo, las emocionalidades y la racionalidad”.
Amaya agregó que en los próximos días serán certificados 21 estudiantes que recibieron esta formación. Agregó que también la labor de la Pastoral Universitaria de la Universidad que promueve actividades de acercamiento y solidaridad.
Observatorio
El compromiso de la universidad con su entorno también se visibiliza en la labor del Observatorio Social del Táchira, que desde el año 2008 funciona de la mano del Decanato de Investigación y Postgrado. El Secretario de la UCAT explica que esta unidad de trabajo comenzó a producir una radiografía actualizada y certera sobre la realidad de esta región.
A través del Observatorio Social se está generando una referencia geopolítica y en este sentido, Díaz señaló que se firmó un convenio con la Gobernación del Estado para trabajar las vocaciones productivas. Acotó que los informes de todas las investigaciones están disponibles en la página web de la Universidad.
Otro referente de acción orientada al bien común por parte de la UCAT es el programa “Doctor Yaso” a través del cual los estudiantes llevan acompañamiento afectivo a pacientes en hospitales, ancianatos y espacios abiertos, algo que tanta falta hace, sobre todo en este tiempo.
A modo de conclusión Jesús Díaz reiteró que como Universidad Católica “nos importa el destino de los demás porque en el otro vemos a un hermano. Ese es un compromiso interno que se promueve en toda la estructura de la institución, desde el Rector que efectivamente se ocupa del bienestar del personal, de los estudiantes y por efecto cascada, esa actitud va hacia los demás”.
Ana Leticia Zambrano