La iglesia Santa Bárbara de Rubio fue la anfitriona del Encuentro Eucarístico número 125 de la Diócesis de San Cristóbal, lugar y tiempo que congrega a los integrantes de las Cofradías del Santísimo Sacramento de la Iglesia local para resaltar el sacramento de Cristo, vivo y presente en la hostia y el vino consagrados.
La eucaristía fue presidida por el obispo diocesano monseñor Lisandro Rivas. Coincide el hecho de ser en Rubio el primer encuentro presidido por el nuevo Obispo, tal como ocurrió al inicio del episcopado de monseñor Mario Moronta, obispo emérito de San Cristóbal.
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Al templo y la plaza, fieles procedentes de todas las parroquias eclesiásticas de San Cristóbal, llegaron en completo orden, cantando alabanzas a Jesús Sacramentado.

En la homilía, monseñor Rivas saludó a los cofrades que peregrinaron para fortalecer la fe y el camino que hacen en la Diócesis como centinelas de Jesús Sacramentado.
Misericordia
Refiriéndose a la liturgia dominical manifestó que todos experimentamos la misericordia de Dios, pues Él es compasivo, tal como lo señala el salmo.
«En este encuentro el Señor nos congrega para recordar que Él es la verdadera fuente de esperanza y de misericordia».

Dijo a los cofrades «Gracias por el sí de su servicio y por dar fe de la misericordia de Dios».
Manifestó que Jesús Sacramentado nos invita a caminar y profundizar en la fe a pesar de las dificultades y problemas de la vida, señalando que es necesario perseverar en el entusiasmo que les ha llevado a ser custodio y centinela del Santísimo Sacramento.

«Un custodio debe recordar que Cristo desea que los corazones de quienes le siguen, sea su sagrario. Este amor eucarístico debe manifestarse en las obras de misericordia, ayudando a los hermanos, abriéndose al perdón y la reconciliación».
Dijo que, en una Venezuela hambrienta y sedienta de Dios, Jesús nos invita a ser sacramentos de comunión, para las familias, la comunidad y la Iglesia. En otras palabras, hacerse otros cristos.

Para ello, mencionó tres aspectos necesarios: la eucaristía debe ser el primer alimento y la primera fuente de esperanza y fortaleza para ayudar a construir el Reino de Dios.
«Dejarnos alimentar por la eucaristía nos dará la fuerza para atender la petición del Señor de amar a los enemigos», expresó.

El segundo aspecto es recordar que Cristo está verdaderamente en el Sagrario para consolarnos y su permanencia perenne nos ayuda a entender por qué amar a los enemigos. Esto se funda en el hecho de que Dios nos amó primero y que todos somos sus hijos.
El tercer aspecto es saber que la eucaristía da el valor para salir al encuentro con los hermanos, por lo tanto, participar en ella debe impulsar a ser testigos de Cristo resucitado, como le ocurrió a los discípulos de Emaús.

Luego de la misa, se realizó la procesión solemne con el Santísimo Sacramento por las calles de Rubio. En el trayecto se imploró por la paz en el mundo y en Venezuela, por las vocaciones a la vida sacerdotal, religiosa y misionera, por las familias de Táchira, Venezuela y el mundo. También se encomendó a los venezolanos que están dispersos por el mundo, los enfermos y quienes padecen dificultades, así como por la salud del Papa Francisco.

Finalmente se pronunció una acción de gracias por el don de la vida, por las Cofradías y por este día eucarístico, colocando todo a los pies del Rey de Reyes. El próximo encuentro se realizará en el mes de julio, en la parroquia Nuestra Señora de Chiquinquirá de Lobatera.