La celebración de la Cruz de Mayo tiene el propósito de enaltecer el signo más representativo del cristianismo y sus raíces derivan en la época colonizadora cuando los misioneros comenzaron a utilizarla como parte del proceso evangelizador que se gestó en América.
La Cruz, símbolo sagrado, era utilizado como parte de la enseñanza, convirtiéndose en parte fundamental de la vida de los habitantes de las tierras descubiertas y un paso importante en la espiritualidad de los pueblos que día a día comenzaron a recibir las palabras de Dios para ser acogidas en su corazón.
Lea también: Fiesta patronal, confirmaciones y primeras comuniones en Rectoría San José Obrero de Tucapé
Con el transcurso de los años el accionar religioso fue adicionándose a las creencias populares, la relación directa con los indígenas y la unión férrea con la naturaleza, de allí que bajo estos conceptos se concibió la Cruz de Mayo como la mezcla idónea de fe, religiosidad y esperanza.
“En Venezuela realizan lo que se conoce como los «Velorios de la Cruz de Mayo», una festividad que combina las tradiciones españolas con elementos indígenas y afro descendientes (…) las personas adornan cruces con cintas y papeles de colores, para expresar, de forma alegórica, el deseo de quitarle a Jesús el dolor de su crucifixión”.

La celebración de la Cruz de Mayo representa la relación entre Dios, la naturaleza y la humanidad, ya que todos los devotos centran sus peticiones en bendiciones para las cosechas además de pedir por la protección de las familias quienes alrededor de la cruz rezan para que los tiempos buenos en compañía del Señor siempre estén presentes.
“Es común ver niños, adultos y personas mayores participando juntos, lo que le da un aire muy familiar y alegre a la celebración (…) hay lugares donde la cruz es llevada de casa en casa, en forma de procesión. Cada familia la recibe con respeto, la adorna a su manera y le dedica oraciones o cantos antes de pasarla a la siguiente (…) la tradición que mezcla lo espiritual con lo humano sigue tocando corazones generación tras generación”.
Historia
El origen de esta celebración data del siglo IV en tiempo de Constantino I el Grande, de quien se dice, antes de enfrentarse a los bárbaros a orillas del Danubio, tuvo una visión en el cielo de una cruz que encima decía «Con esta señal vencerás (…) Constantino de inmediato mandó construir una cruz que fue puesta frente a su ejército, y que venció sin problema al ejército enemigo.

Fue el mismo Constantino quien encomendó la misión a su madre, Santa Elena, de buscar la verdadera cruz donde murió Cristo. En efecto así hizo se dirigió a Jerusalén y con la ayuda de unos sabios sacerdotes encontró en el Monte Calvario 3 maderos ensangrentados.
Narra la tradición que para determinar cuál era la cruz en la que había muerto Jesús, pidieron a personas enfermas que tocaran una por una las 3 cruces, notando que una en particular sanaba a los enfermos.
Carlos A. Ramírez B.