Cada 14 de enero desde hace 166 años el estado Lara es testigo de la devoción mariana que se cuenta como una de las más grandes del mundo, pues ha alcanzado a congregar hasta cuatro millones de fieles. Es la fiesta y procesión de Nuestra Señora de la Divina Pastora, cuya imagen se traslada desde la iglesia de Santa Rosa hasta la catedral de Barquisimeto para luego recorrer durante 70 días, diversas parroquias del estado Lara.
En la Diócesis de San Cristóbal, el presbítero Gustavo Alvarado, párroco de la iglesia San José Obrero en San Josecito, quien es larense, narra con entusiasmo y devoción los milagros que convirtieron a la advocación de la Divina Pastora en una de las más multitudinarias del mundo. De hecho, comentó, es posible que este año se registre la participación de los fieles en el libro mundial de récords.
Esta procesión que se realizó por primera vez en el año de 1856, solo fue interrumpida en los años 2021 y 2022 por la pandemia de Covid19, sin embargo, ha sido retomada con todo el amor y la esperanza por parte de los devotos del estado Lara, y ahora, con la presencia de tantos venezolanos en el exterior, en países como España, Chile y Perú también se está celebrando esta veneración a María.
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El Padre Alvarado recuerda en primer lugar que ésta, como todas las devociones de nuestra Iglesia Universal, tiene como centro a Cristo. “Con cuánto gusto quiero lograr que muchos puedan conocer la rica experiencia que se transmite en una multitudinaria manifestación de fe católica, en la cual nosotros adoramos al Dios de la vida y exaltamos la presencia siempre maternal de María”.
Así, el sacerdote explica que María, se hace sentir con mucha fuerza, de distintas maneras. “Ella es una sola, solo que nuestro pueblo le coloca distintos vestidos y le adjudica distintos nombres. Esta vez, la vemos presente en el estado Lara, con un precioso cayado, un lindo sombrero que cubre su hermosa cabellera, teniendo en su regazo a su Divino Hijo, el buen pastor y rodeada de ovejitas. Así el pueblo de Lara le tributa el excelso nombre de «Divina Pastora de las almas”.
Señala que la veneración a la Divina Pastora y la extraordinaria participación en la procesión data de grandes acontecimientos que rodearon la llegada y permanencia de esta imagen que originalmente fue dibujada en Sevilla, España, en el año 1700.
Milagros
El primer hecho prodigioso obrado por el Señor a través de María, fue su llegada a Barquisimeto en el año 1740. Ocurrió que, el cura párroco de la iglesia de Santa Rosa en la población de El Cerrito, había encargado a escultores españoles una imagen de la Inmaculada Concepción, mientras que el sacerdote de la Iglesia de la Inmaculada Concepción en la ciudad de Barquisimeto solicitó por ese mismo tiempo una escultura de la Divina Pastora de las almas.
Cuando llegaron las cajas con las imágenes al estado Lara, por un error que se considera providencial, la imagen de la Divina Pastora fue entregada en la Iglesia de Santa Rosa. Al percatarse de ello, el párroco de Santa Rosa pidió a los aborígenes Gañones que llevaran la imagen de la Divina Pastora a Barquisimeto. Sin embargo, esta se puso tan pesada que no hubo fuerza humana capaz de levantarla.
Entonces el Vicario General interpretó esto como una señal de que la voluntad de la Santísima Virgen era permanecer en el Cerrillo de Santa Rosa, y así, se convirtió esta iglesia en la morada de la Pastorcita Madre de Dios.
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El segundo milagro que marcó la devoción de María Divina Pastora se registró en el año 1812. El terremoto del 26 de marzo destruyó gran parte de la capital y el centro del país. La iglesia de Santa Rosa se vino abajo, quedando en pie únicamente el nicho con la imagen de la Divina Pastora.
Posteriormente, en el año 1856, ocurrió el tercer gran milagro. El país era azotado por una epidemia de cólera que diezmaba a la población. Entonces el sacerdote Macario Yépez , párroco de la iglesia Inmaculada Concepción de Barquisimeto tuvo la iniciativa de sacar en procesión a la imagen de la Divina Pastora de Santa Rosa y la imagen de Jesús Nazareno que se encontraba en el templo parroquial Sagrada Familia, en Cabudare, actual municipio Palavecino.
Este acto de piedad se realizó el 14 de enero. Las imágenes se encontraron en el lugar conocido como Tierritas Blancas, donde hoy se encuentra la iglesia de San Antonio María Claret. En ese punto, el padre Yépez se puso de rodillas y suplicó a la Divina Pastora que intercediera ante su hijo por el fin de la epidemia, ofreciendo su propia vida por esta intención: él pidió ser la última víctima de la enfermedad.
En junio de ese mismo año, el Padre Yépez contrajo el cólera y ciertamente fue el último fallecido por esta causa. Luego de este favor de nuestra madre, la procesión se ha realizado cada año, con la participación de los fieles de Lara, del país y de otras partes del mundo. En el año 2016, se registró la participación de 4 millones de fieles.
El presbítero Gustavo Alvarado culminó su narración señalando que es por todo esto que la Divina Pastora es la manifestación de fe más grande conocida en Venezuela, segunda en Latinoamérica después de la advocación de Guadalupe en México, siendo la primera, la de Nuestra Señora de Fátima en Portugal.
La devoción y la tradición marcan que año a año, la imagen es vestida con delicados y hermosos trajes que son donados por devotos en agradecimiento a las gracias obtenidas por la intercesión de la Santísima Virgen, Divina Pastora. Este año, el atuendo es de color azul y fue ofrendado por la Congregación de la Pasión, con motivo los 300 años de su fundación.
Ana Leticia Zambrano