26.5 C
Venezuela
viernes, septiembre 20, 2024
HomeOpinión¡En verdad resucitó!

¡En verdad resucitó!

Date:

NOTAS RELACIONADAS

Edwin Medina: nuevo diácono para la Iglesia de San Cristóbal

El viernes 20 de septiembre, en la Basílica Menor...

Plan vacacional agustiniano: evangelizar desde la alegría y el compartir

“El propósito ha sido que los niños se nutran en valores y crezcan en la fe”

Réplica original del Cristo de los Milagros de Buga será venerada en el Santuario

La historia del Cristo de los Milagros de Buga se remonta al año 1580 en el Valle del Cauca, Colombia

Deserción docente supera el 80% en Táchira

Destacó que el gobierno nacional debe dar las reivindicaciones salariales en la próxima contratación colectiva a los profesionales de la educación del país

Entregan 87 certificados de culminacion de cursos en Cárdenas 

Los talleres de formación fueron totalmente gratuitos y tuvieron una duración de tres meses. Los mismos se realizaron en convenio entre la Alcaldía de Cárdenas y FUNDES.
spot_imgspot_img

Charles Péguy escribió alguna vez que no merecía ser considerado un padre de la Iglesia, de hecho, el ser su hijo era algo que lo sobrepasaba. Sin embargo, en estos momentos, y luego de tantos tormentos atravesados por millones de cristianos, me pregunto si será un acto de soberbia considerar a muchos Padres de la Iglesia. Lógicamente, no en el sentido técnico de lo que esto significa, pero sí intentando comprender que, de alguna manera, cuando se vive verdaderamente el cristianismo se está alimentando a la Iglesia con ese «vivir en gracia».

Pensando en Péguy, escribe Martín Descalzo, que cuando un cristiano se comprometía en ese vivir en gracia, comenzaba a derramar semillas con su simple modo de andar, con su hablar, con la más elemental de las sonrisas. Es como si, de manera sencilla y sutil, Jesucristo resucitara en el corazón de cada uno. Ese vivir en gracia que, podemos también suponer, es un resucitar de Cristo en nuestros corazones, nos permitirá, como escribe Péguy en un poema, ver cómo marchan hoy las cosas y estar convencido de que mañana irá todo mejor, “esto sí que es asombroso y es, con mucho, la mayor maravilla de nuestra gracia”. Me resulta inevitable entonces recordar a los dos discípulos que iban camino a Emaús en el Evangelio de San Lucas. Aquella poderosa historia lucana que nos recuerda que la verdad no es ni será algo que se posee, sino que, por el contrario, es un Alguien que nos sostiene.

Lee también: Viacrucis de la ciudad de San Cristóbal 2024: Un grito al cielo contra la trata de personas

La historia de Cleofás y el otro discípulo pone frente a nosotros los códigos para comprender el cambio antropológico que estamos invitados a dar si realmente queremos transformar al mundo. En un tiempo de imposiciones políticas, económicas, sociales, culturales y, algunas veces, religiosas, Jesús, en forma de peregrino irreconocible, nos señala cómo no imponernos frente a los otros, violentándolos hasta rebajar a la mínima expresión su dignidad humana.

Esta historia que nos obsequia San Lucas contrasta de manera radical con las injustas imposiciones que han caracterizado la impronta de los distintos proyectos ideológicos desarrollados en el siglo XX y que siguen haciendo mella en las primeras décadas del XXI. Dos discípulos que, hechizados por la ideología de la desesperanza, no son capaces de reconocer la Verdad que los acompaña, les habla y les hace arder el corazón. No incomoda, no perturba, no violenta, todo lo contrario, los acompaña con la suavidad de la luz del día que cae sobre todos, sin distinción, mostrando los colores del camino, mostrando sin mostrar que mañana todo irá mejor, he allí nuestra esperanza y el sentido profundo de la resurrección.

Le puede interesar: Tierra Santa, el Papa abraza a los padres de dos niñas asesinadas en la guerra

No es Cristo quien les impide reconocerlo, son ellos mismos, cegados por sus propias voces quienes no logran penetrar hasta ese silencio interior, pues el camino hasta él está repleto de tanto ruido (ideologías) que la palabra del Evangelio que los acompaña no logra conectar con su ser. De esa misma manera en que aquellos dos discípulos no alcanzaron a reconocer al Señor, así mismo nos cuesta hoy reconocer al Cristo que, sin duda, vive en el otro que nos rodea, que también nos acompaña, que también nos habla y reclama de nosotros, al menos, un guiño para no sentirse solo.

No entendieron y no entendemos porque no vamos al silencio a buscar allí la palabra. El silencio es lo siempre dado, lo que permanece más allá de mi capacidad. Hay que buscar en ese silencio, en compañía de las Sagradas Escrituras, para arropar con él la brutal arrogancia y prepotencia que las ideologías y la tecnocracia nos han sembrado para distanciarnos de la Verdad y del sentido propio de la existencia. Paz y bien.

 Valmore Muñoz Arteaga

NOTAS RELACIONADAS

Edwin Medina: nuevo diácono para la Iglesia de San Cristóbal

El viernes 20 de septiembre, en la Basílica Menor...

Plan vacacional agustiniano: evangelizar desde la alegría y el compartir

“El propósito ha sido que los niños se nutran en valores y crezcan en la fe”

Réplica original del Cristo de los Milagros de Buga será venerada en el Santuario

La historia del Cristo de los Milagros de Buga se remonta al año 1580 en el Valle del Cauca, Colombia

Deserción docente supera el 80% en Táchira

Destacó que el gobierno nacional debe dar las reivindicaciones salariales en la próxima contratación colectiva a los profesionales de la educación del país

Entregan 87 certificados de culminacion de cursos en Cárdenas 

Los talleres de formación fueron totalmente gratuitos y tuvieron una duración de tres meses. Los mismos se realizaron en convenio entre la Alcaldía de Cárdenas y FUNDES.

DC.RADIO

RECIENTES

spot_img

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here