Con la realización del encuentro de Vicarios Episcopales de Pastoral, la Conferencia Episcopal Venezolana, a través de su comisión para la preparación de la II Asamblea Nacional de Pastoral, se acerca cada día más al objetivo planteado: una renovación estructural y pastoral de las parroquias eclesiásticas.
Desde la promulgación de los documentos del Concilio Plenario de Venezuela hasta ahora han pasado casi 13 años, lo que implica la necesidad de hacer una revisión integral a las propuestas, porque el país ha cambiado, retrocediendo vertiginosamente en todas sus áreas, y no podemos seguir apuntando los planes pastorales a un país con una realidad ya no existente como la del 2007. Todo cambió, no tanto para el desarrollo integral, sino para el empobrecimiento colectivo. Este es el reto: comprender esta nueva realidad para poder evangelizar asumiendo estos cambios y ayudar a transformar esa realidad en búsqueda del bien común y la paz.
Nos encontramos ahora con un país con mayor deterioro, mayores sufrimientos, con millones de personas huyendo del país; en fin, una tragedia inmensa. Por eso, ¿cómo hacer más acogedoras nuestras parroquias para los más necesitados? ¿cómo hacer que sean cada vez más casa y escuela de oración? ¿cómo llevarlas a hacer hospitales de campaña que curen las heridas de los que sufren?, ¿cómo unir palabra, sacramento y caridad en ellas? Los retos son muchos.
Un factor clave para esta renovación está en la conversión personal y pastoral de los sacerdotes y responsables pastorales que hacen vida en nuestras parroquias. Si esta conversión no se da, quedaremos con estructuras muy adaptadas a la realidad, pero sin funcionamiento porque quienes la hacen funcionar no lograron salir de sus conceptos aprendidos anteriormente. El capítulo de la Evangelii Gaudium «Evangelizadores con espíritu», nos puede ayudar a dar el salto cualitativo.
En nuestro contexto, tenemos que vencer la resistencia al cambio, a la mentalidad de que así me ha resultado pues sigo haciendo lo mismo. Es hora de mirar la realidad y de concientizarse de que, si seguimos haciendo lo mismo de siempre y de la misma forma, nuestra Iglesia será autorreferencial y no testimonial. Seamos conscientes que todo cambio no se puede hacer de una vez, lo importante es no detenerse, una Iglesia en salida espera su construcción y debemos responder con gratitud y parresia. Vamos por buen camino.
+José Luis Azuaje Ayala.
Arzobispo de Maracaibo
Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana