Para el Papa Francisco la perdida de vidas humanas, el sufrimiento de la población en el mundo, y la violación de derechos humanos representan crímenes internacionales, lo que le parece preocupante, pues en medio de la guerra ve la falta de voluntad para construir la paz.
“Su experiencia le enseña que, ante la guerra, silenciar las armas es el primer paso, pero luego hay que reconstruir el presente y el futuro de la convivencia, las instituciones, las estructuras y los servicios. La paz requiere formas de reconciliación, valores compartidos y imprescindible vías de educación y formación” dijo.
Lee también: El agradecimiento del Papa al cardenal Leonardo Sandri
Además, señaló que la construcción de la paz nos pide ser creativos y si es necesario, superar los esquemas habituales de las relaciones internacionales, y al mismo tiempo oponernos a quienes confían a la guerra la tarea de resolver los conflictos entre los Estados y dentro de los Estados, o incluso piensan en lograr por la fuerza las condiciones de justicia necesarias para la convivencia entre los pueblos, manifestó.
El Papa insistió que no se puede olvidar que el sacrificio de vidas humanas, el sufrimiento de la población, la destrucción indiscriminada de estructuras civiles, la violación del principio de humanidad, no son «efectos secundarios» de la guerra, son crímenes internacionales.
le puede interesar: Entre hallacas y aguinaldos: Navidad en Venezuela
Negociar, mediar y conciliar requiere valor, en cambio el uso de las armas para resolver conflictos, dijo, es un signo de debilidad y fragilidad. Se necesita valor, para no sentirse superior a los demás, agregó:
“La valentía de abordar las causas del conflicto, abandonando intereses y designios de hegemonía; la valentía de superar la categoría de enemigo, para convertirse en constructores de la fraternidad universal, que encuentra la fuerza en la diversidad y la unidad en las aspiraciones comunes a cada persona”.
Más aún se requiere el valor de trabajar juntos ante el desafío de los últimos que exigen no una paz teórica, sino una esperanza de vida. Para Francisco, construir la paz significa iniciar y sostener procesos de desarrollo para erradicar la pobreza, vencer el hambre, garantizar la salud y los cuidados, salvaguardar la casa común, promover los derechos fundamentales y superar la discriminación determinada por la movilidad humana. Sólo entonces la paz será sinónimo de dignidad para cada uno de nuestros hermanos y hermanas.