La Biblia, en su Nuevo Testamento, hace referencia a dos pasajes de la vida de San Juan Bautista: el bautismo de Jesús en el Río Jordán y la aparición del Espíritu Santo en forma de paloma, y su martirio; es decir, su muerte por decapitación ordenada por el rey Herodes.
San Juan el Bautista es el último gran profeta de Israel antes de la venida de Jesús, y de él hablan los cuatro evangelistas Mateo (14, 1-12); Marcos (6, 14-29); Lucas (9, 7-9) y Juan (1, 19-28).
El martirio de Juan el Bautista tuvo lugar el día del cumpleaños del rey Herodes quien dio una fiesta en su palacio. Ahí, el profeta se encontraba preso y encadenado a causa de que le había reprochado públicamente al monarca que su esposa, Herodías, era en realidad la esposa legítima de su hermano Felipe, conforme a la ley judía.
A pesar de este reproche, Herodes respetaba a Juan el Bautista a quien consideraba un hombre justo, santo y en cierto modo lo protegía; le tenía miedo, pero Herodías buscaba la forma de eliminarlo y esta oportunidad se dio durante aquella fiesta, ya que su hija, Salomé, bailó para Herodes durante el banquete y lo hizo tan bien que le ofreció darle bajo juramento cualquier cosa como recompensa.
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Salomé, aconsejada por su madre, pidió la cabeza de Juan el Bautista en una charola de plata, y Herodes, con tristeza, mandó decapitarlo para cumplir con su palabra. Mandó a un soldado a cumplir aquella orden, y finalmente, le entregó la cabeza de Juan a Salomé y ella, a su vez, la dio a su madre Herodías.
Cuando los seguidores de Juan se enteraron de este crimen, recogieron el cuerpo y piadosamente lo llevaron a enterrar. Jesús mismo se entristeció al saber la noticia.
Esto ocurrió en torno al año 15 del gobierno del emperador Tiberio, cuando Pilatos gobernaba Judea, Herodes en Galia y Felipe en Iturea y Traconite.
El martirio de San Juan Bautista es conmemorado por la Iglesia cada 29 de agosto, y de manera excepcional, también se celebra con oficio propio su nacimiento, el 24 de junio. Juan Bautista fue hijo de Zacarías e Isabel, quien era pariente de la Virgen María, la madre de Jesús.
El ahora Papa Emérito Benedicto XVI, el 30 de agosto de 2012, dedicó su catequesis de la Audiencia General al martirio de Juan Bautista, de quien dijo que “testimonió con su sangre su fidelidad a los mandamientos de Dios.”
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