Simón (el zelota o el cananeo) y Judas Tadeo (no el Iscariote) fueron apóstoles de Jesucristo. Las Sagradas Escrituras no ofrecen muchos detalles sobre sus vidas, pero versiones históricas señalan que recorrieron juntos las provincias del imperio persa llevando el mensaje de salvación y sufrieron el martirio en la ciudad de Suanis. Es por ello que la Iglesia celebra su fiesta el mismo día, 28 de octubre.
Simón
San Simón es el patrono de los aserradores y curtidores, de los primeros en atención a una narración sobre su muerte, que indica que le cortaron las manos con una sierra de leñador, y de los segundos porque presuntamente su oficio era el de curtidor.
Los evangelistas Marcos y Mateo lo mencionan distinguiéndolo como cananeo, por su ciudad de proveniencia o por haber pertenecido al partido de los Zelotes, quienes se caracterizaban por su fidelidad a las tradiciones hebreas.
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El apodo de “celoso” también se le atribuye a su actitud de apego y fidelidad al Evangelio. Notas del historiador Eusebio indican que fue obispo de Jerusalén después del episcopado del apóstol Santiago.
Judas Tadeo
San Judas era primo de Jesús, se dice que fue compañero de adolescencia y juventud de Cristo y que probablemente era el esposo de las bodas de Caná. Los comentarios biográficos coinciden que fue incómodo llevar el mismo nombre del discípulo traidor.
“Cuando Jesús comenzó su vida pública, Judas dejó todo por seguirle. Como Apóstol, trabajó con gran celo por la conversión de los paganos. Fue misionero por toda la Mesopotamia durante diez años. Regresó a Jerusalén para el Concilio de los Apóstoles. Después se unió a Simón en Libia, donde los dos Apóstoles predicaron el Evangelio a los habitantes de aquel país”.
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San Judas es el autor de la carta que, bajo ese nombre forma parte del Nuevo Testamento. En el primer versículo se identifica como “servidor de Jesucristo y hermano de Santiago”. En el texto invita a “luchar por la fe que Dios entregó de una vez para siempre a sus santos” (Jud, 3). Advierte sobre los falsos profetas y los que traicionan la fe por dinero: “El Señor viene con miles de ángeles para juzgarlos a todos y pedir cuentas a los impíos por todas las obras malas que cometieron” (Jud 14, 15)
“En cambio ustedes, queridos hermanos, construyan su vida sobre los fundamentos de su santísima fe, oren en el Espíritu Santo y manténganse en el amor de Dios, aguardando la misericordia de Jesucristo nuestro Señor, que los llevará a la vida eterna”. (Judas, 20,21)
A San Judas Tadeo se le venera como el patrono de las causas difíciles o desesperadas. La devoción a este santo se alentó en el siglo XIX desde Italia y España y más tarde se trasladó a América Latina. Es especialmente apreciado en Perú.
Sobre estos apóstoles del Señor, el Papa Benedicto XVI señaló lo siguiente: “Que tanto Simón el Cananeo como Judas Tadeo nos ayuden a redescubrir siempre de nuevo la belleza de la fe cristiana y a vivirla sin cansarnos, sabiendo dar un testimonio fuerte y al mismo tiempo pacífico de ella”.
Ana Leticia Zambrano