Quien educa a sus hijos confiando en Dios, logrará que ellos vivan la confianza de la providencia, arriesgando todo en las manos del Señor, dejándose sorprender con sencillez de corazón y fijándose de aquel de donde nos viene toda gracia sobre gracia
En el mundo de hoy, la lógica es contraria. Como se dirá en otro lugar del evangelio, la forma de actuar tiene la medida del “ojo por ojo y diente por diente”
Un mundo donde el hombre parece haber perdido su centro, totalmente trastornado, dividido, como señala el Papa Francisco: “privado de un principio interior que genera unidad y armonía en su ser y en su obrar”
La lectura de las cosas que nos van sucediendo y de nosotros mismos, nos ayudan a cómo vamos procesando nuestras vidas. Es necesario tener una mirada de esperanza que nos ayude a vislumbrar cosas nuevas, que podemos ofrecernos a nosotros mismos, para nuestro crecimiento humano y espiritual
La lógica de Dios es diversa de la humana. De lo pequeño va surgiendo lo grande, y no al revés como le puede pasar a quienes se dejan conducir por los criterios del mundo
La persona madura no pierde la paz frente a la tensión, es capaz de mantenerse en esa situación, mostrando así una libertad de fondo que no se extravía en medio de las dificultades y los conflictos