Esta serié de artículos que vengo proponiendo buscan presentar un tentativo de formación de clase dirigente popular, conformada por ciudadanos con capacidades para intervenir y participar en la vida pública con una vocación cristiana y democrática, iluminada por la categoría discípulo misionero que nos propone Aparecida.
Este artículo es continuación del anterior, por ello explicaré la secuencia de las características que ayudan a formar un discípulo misionero para la acción política.
Aparecida habla claro de la importancia del laicado en la misión transformadora, desde la opción del Evangelio en la realidad de la acción política; pues es la mediación más importante para cambiar las estructuras injustas y establecer un orden social justo y solidario.
La verdad es un concepto sobre el cual he reflexionado personalmente con intensidad, luego de un episodio vivido en el cual, quien se supone ser un cooperador de ella, decidió darle la espalda por amor, pero ¿puede la verdad y el amor darse la espalda?