26.7 C
Venezuela
viernes, julio 26, 2024
HomeOpiniónUnamuno, sufrimiento y agonía

Unamuno, sufrimiento y agonía

Date:

NOTAS RELACIONADAS

¿Qué significa la Presencia Real de Jesús en la Eucaristía?

Aunque Jesús está presente en los pobres y en las Sagradas Escrituras, su presencia es única en la Eucaristía

Monseñor Moronta: el 28 de julio es un día para fortalecer el protagonismo del pueblo

“Lo importante en la jornada será la participación, el respeto a los resultados y el respeto a todos los sectores. El papel de las autoridades es acompañar y proteger a los ciudadanos desde su función institucional”

Mons. Moronta: “en agosto Táchira va a ser la capital religiosa de Venezuela”

Monseñor Moronta señaló que este año se espera la visita de más de 120mil personas

“Encuentros”: Tiempo de exilio para una perspectiva nueva

El salir al exilio, sentirse sin patria, sin familia, incluso perturbado con la propia historia, donde todo es disonancia, donde no se encuentra la melodía ni la armonía; allí, mi humanidad se encuentra vulnerada

San Chárbel: “Con tus oraciones puedes hacer caer la lluvia de la misericordia”

“A la edad de veintitrés, dejó su casa en secreto y entró al monasterio de Nuestra Señora de Mayfuq, tomando el nombre de un mártir Sirio: Charbel (…) hizo los votos solemnes en 1853 y fue ordenado sacerdote en 1859 por Monseñor José al Marid, bajo el patriarcado de Paulo I Pedro Masad”.
spot_imgspot_img

Uno de los poemas más hermosos y profundos de la Literatura Española es El Cristo de Velázquez (1920) de Miguel de Unamuno. En uno de sus versos apunta: “Sin Ti, Jesús, nacemos solamente para morir; contigo nos morimos para nacer y así nos engendraste”. En esas líneas ya podemos comprender la perspectiva del cristianismo de Unamuno: la de buscar la verdad en la vida y la vida en la verdad, “aun a sabiendas de que no he de encontrarla mientras viva; mi religión es luchar incesante e incansablemente con el misterio; mi religión es luchar con Dios desde el romper del alba hasta el caer de la noche”.

Lee también. Papa Francisco: abrazar la cruz no es signo de fracaso, es tocar la herida de ese hermano

Unamuno nos muestra un cristianismo desde la agonía en cuanto a que, ese Dios con el que se compromete a luchar, es uno que se revela en el sufrimiento suyo y nuestro. Sufrimiento que exige nuestro amor y, precisamente porque sufre exige ese amor. En su sufrir nos da su amor para cubrir así nuestro tormento con el tormento eterno e infinito. Así queda evidenciado en su Agonía del Cristianismo (1931), donde explaya su visión tan personal y existencialista.

Juan Pablo II en Salvifici doloris, casi reflexión profética de su existencia, penetra en el sentido salvífico del sufrimiento humano. En ella expresa que, cuando el hombre es movido por el amor, el sufrimiento humaniza y diviniza a aquel que se deja conducir dócilmente por el designio del Padre. El sufrimiento no es enemigo del hombre, sino todo lo contrario. Sin embargo, Unamuno llevó esta reflexión al punto de ver en él un tránsito a la divinidad, más que un tránsito, un atributo eterno de Dios. Esto, por supuesto, es una exageración. Una exageración que nos servirá para expresar que en el sufrimiento de Cristo y en todo sufrimiento en Cristo y por él se manifestará de modo supremo la gloria y la eternidad de Dios.

El amor de Dios por los hombres queda expuesto en el cuerpo expuesto de Cristo en la cruz. Un Dios sufriente, resalta convencido, no puede ser un Dios que da el sufrimiento, sino un Dios que con el suyo enjuga toda lágrima consolando todo dolor.

Lee también: Un movimiento de apertura, nueva obra sobre el Mensaje de Cuaresma del Papa

Hemos entendido la palabra agonía como próxima a lo moribundo, a lo decadente, pero cuando Unamuno nos habla de ella lo hace a partir de su origen etimológico. La palabra agonía proviene del griego agón que significa “lucha”. Está referida a la lucha existencial del ser humano cuando se siente próximo a la muerte: “Al cristianismo hay que definirlo agónicamente, polémicamente, en función de lucha”, escribe. Lucha que Unamuno degusta en la pluma de San Pablo. En él va a comprender el combate entre la resurrección de la carne (esperanza judaica, farisaica, psíquica) con la inmortalidad de alma (esperanza helénica, platónica, espiritual).

Agonía o lucha que el cristiano debe ir definiendo a partir de un Dios que ama tan intensamente a su criatura que se deja arrastrar para compartir su mismo destino. Unamuno vislumbra la infinita libertad de Dios plegada al destino del hombre, allí nuestro drama histórico que entra así al profundo y misterioso sentido de la misma vida divina. El cristianismo de Unamuno no se sostiene en una fe sencilla del sólo sí creo, tampoco en la paz del alma religiosa, ni en la racionalización del misterio, sino en una divina intranquilidad. El cristiano auténtico, según Unamuno, es el que no extingue esa contradicción sino que vive en ella porque está apostada en su conciencia: el hombre es contrariedad sin esperanza de solución ni conciliación. Paz y bien.

Valmore Muñoz 

NOTAS RELACIONADAS

¿Qué significa la Presencia Real de Jesús en la Eucaristía?

Aunque Jesús está presente en los pobres y en las Sagradas Escrituras, su presencia es única en la Eucaristía

Monseñor Moronta: el 28 de julio es un día para fortalecer el protagonismo del pueblo

“Lo importante en la jornada será la participación, el respeto a los resultados y el respeto a todos los sectores. El papel de las autoridades es acompañar y proteger a los ciudadanos desde su función institucional”

Mons. Moronta: “en agosto Táchira va a ser la capital religiosa de Venezuela”

Monseñor Moronta señaló que este año se espera la visita de más de 120mil personas

“Encuentros”: Tiempo de exilio para una perspectiva nueva

El salir al exilio, sentirse sin patria, sin familia, incluso perturbado con la propia historia, donde todo es disonancia, donde no se encuentra la melodía ni la armonía; allí, mi humanidad se encuentra vulnerada

San Chárbel: “Con tus oraciones puedes hacer caer la lluvia de la misericordia”

“A la edad de veintitrés, dejó su casa en secreto y entró al monasterio de Nuestra Señora de Mayfuq, tomando el nombre de un mártir Sirio: Charbel (…) hizo los votos solemnes en 1853 y fue ordenado sacerdote en 1859 por Monseñor José al Marid, bajo el patriarcado de Paulo I Pedro Masad”.

DC.RADIO

RECIENTES

spot_img

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here