Pbro. Jhonny Alberto Zambrano Montoya
Fe creída, Fe vivida
Puebla se celebra al cumplirse diez años de Medellín. Buscaba presentar cómo encarnar la evangelización en América Latina y delinear una pastoral capaz de afrontar los problemas de la Iglesia latinoamericana, uno de ellos clarificar las teologías de la Liberación (TL). En este apartado buscaré hablar de estos dos aspectos, Teología de la Liberación y evangelización.
Inicio presentando algunas PRELIMINARES. El cardenal Sebastián Baggio, para entonces, prefecto de la Congregación para los obispos y presidente del Pontificia Comisión para América Latina (PCAL), anunció al CELAM en diciembre de 1976, durante la XVI Asamblea de este organismo, que san Pablo VI tenía la intención de convocar la III Conferencia General, la cual fue asumida con entusiasmo.
Se comenzó a planificar y se pensó hacerla bajo la inspiración de Evangelii Nuntiandi (EN), publicada un año antes, el 08 de diciembre de 1975. Se eligió como sede Puebla, por ser la primera diócesis constituida en América Latina.
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San Pablo VI convocó formalmente la III Conferencia, el 12 de diciembre de 1977 y señaló que debía celebrarse del 12 al 18 de octubre de 1978. Su fallecimiento en agosto de 1978 y el brevísimo pontificado de Juan Pablo I, obligaron a posponer y se daría finalmente, del 28 de enero al 23 de febrero de 1979. Participaron 356 delegados frente a los 249 previstos inicialmente, de los cuales 221 eran obispos.
Ahora procedo a presentar, cómo Puebla se inscribe entre los inicios de la TL y da una respuesta a sus divergentes concepciones y aplicaciones. Nos situamos primeramente entre 1971-1972, tomando los trabajos emblemáticos, publicados por G. Gutiérrez y L. Boff los cuales son distintos, pero contemporáneos. Puebla se celebraría en pleno auge de las distintas TL y el apogeo de la Teología del Pueblo, una peculiaridad argentina ya explicada anteriormente. El marco temporal de Medellín a Puebla, señala una gran diferencia en su contexto social, teológico y pastoral.
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LA III CONFERENCIA VALORÓ sobre la Teología de la Liberación, el criterio de análisis y aclaró, ante la divergencia de concepciones y aplicaciones, aún con rasgos comunes, enfoques difíciles de converger, por tanto, los criterios a tomar fueron los que ofreciera el Magisterio, que ayudó a discernir sobre la original concepción de la liberación cristiana (Cfr. Puebla 481).
Al hablar de liberación, se hará mención a una vía precisa, la liberación del pecado, la cual hace referencia no solo a lo social, sino también a lo personal (Cfr. Puebla 482-487). Se habla de la liberación para el crecimiento del ser humano, por medio de la comunión con Dios y con los hombres, la cual lleva a la perfecta comunión (Cfr. Puebla 482). En esta perspectiva son condenados tanto, el capitalismo liberal, como el colectivismo marxista, que son dos formas de idolatría que son llamadas: INJUSTICIA INSTITUCIONALIZADA (Cfr. Puebla 495).
En Puebla se habla de GOBERNANTES INSENSIBLES a causa del poder, lejanos de criterios cristianos para gobernar, olvidándose del bien común. Condenando algunas formas de regímenes latinoamericanos contrarios a la caridad, que son el gran impedimento para el desarrollo de la persona, la sociedad y los países (Cfr. Puebla 500).
El documento reconoce LA AUTONOMÍA TEMPORAL de gobernantes, partidos políticos, sindicatos y grupos de índole social o político (Cfr. Puebla 519). En esto, la Iglesia sabe distinguir cada rol sin considerarse ajena a evangelizar este campo, formando la conciencia, alejándose de cualquier ideología partidaria que condicione su obrar (Cfr. Puebla 526), criticando a quienes reducen el espacio de la fe a la vida personal sin compromiso político (Cfr. Puebla 515).
Se reafirma, la necesidad de RECHAZAR TODAS LAS IDEOLOGÍAS y los instrumentos que estas usan, contrarios a los principios del Evangelio. Por ende, se rechaza la violencia que lleve a la lucha de clases por parte de los cristianos. Sin embargo, el cristiano debe tomar posición contra la injusticia, pero sin contrastar con la fe que profesa. En resumen, Puebla defiende los derechos humanos fundamentales, donde se incluyen los individuales y sociales, a nivel local e internacional desde una filosofía cristiana (Cfr. Puebla 1268-1281).
R. Pezzimenti al respecto indica que Puebla ha sido un documento que ha salvado la línea doctrinal, permaneciendo fiel a la ortodoxia y enseñanza de la Iglesia, denunciando las escandalosas condiciones de vida y haciendo la invitación a un compromiso personal, social y político. Vemos una Iglesia que acentúa su rol profético, al estimular que ningún cristiano pueda ignorar los problemas de sus hermanos de manera especial de quien es más vulnerable.
LA CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE
La Iglesia frente a la Teología de la Liberación por medio de la Congregación para la Doctrina de la Fe emitió dos documentos. El primero en 1984 llamado LIBERTATIS NUNTIUS (ILN), una Instrucción sobre algunos aspectos de la Teología de la Liberación y el segundo en 1986, llamado LIBERTATIS CONSCIENTIA (ILC) sobre libertad cristiana y liberación.
El primero hace referencia a los peligros ideológicos y el segundo presenta unos principios que deben iluminar el orden temporal. Estos documentos abren una nueva fase de la historia respecto a la libertad. La capacidad liberadora de la ciencia, la economía y la acción política, darán su fruto solo si encuentran inspiración en la verdadera libertad, que para el cristiano, es la de colocarse delante de Dios, que es la Verdad que nos hace libres (Cfr. Puebla 505-506). Por tanto, los dos documentos presentan LA LIBERTAD COMO FRUTO DE LA HERENCIA CRISTIANA, hablar de liberación no puede prescindir de sus contenidos religiosos.
Por consiguiente, a la luz del Evangelio el fenómeno de la liberación se debe separar de toda teoría política que limita todo a la realidad económica, como lo indicó Puebla cuando condenó el sistema económico liberal, basado en el egoísmo y la individualidad como concepción totalitaria de la sociedad, donde la libertad y sus derechos no son valorados.
¿CÓMO PUEDE LOGRARSE EN LA SOCIEDAD ESTE PROCESO DE LIBERACIÓN?
Podemos decir, que se realiza socialmente en las estructuras e instituciones, pero para poder lograrlo, supone que cada persona tome conciencia y estimule a otros a vivir sus propios deberes. Al respecto, Libertatis Conscientia, insiste en la experiencia de las bienaventuranzas, que son el manifiesto de la misión liberadora de la Iglesia, porque preservan de la idolatría a los bienes terrenos y la injusticia (Cfr. ILC, 62).
Este documento también hace una distinción de términos al hablar de los pobres, no dirá opción preferencial, sino amor preferencial, para así no crear división en la familia humana, colocando como máxima el respeto por la dignidad de la persona y el bien común.
En razón de esto, los sistemas totalitarios que no quieran ceder el poder e irrespetan estos principios, no son aceptados por la Iglesia. A la vez, recomienda a los laicos no abandonar los compromisos morales, transmitiendo que el reino de Dios no puede ser confundido con el orden temporal.
Recordando a Popolorum Progressio, dirá que la verdadera libertad, es fruto de condiciones de justicia y paz. La tarea será promover la fraternidad para que se dé la justicia. Una solidaridad entre los mismos pobres, trabajadores y aquellos que pueden ofrecer desde sus recursos y responsabilidades. Hoy ninguno puede ignorar la solidaridad, es un proceso que todos lo desean y buscan.
En un segundo momento habla sobre LA EVANGELIZACIÓN EN MEDIO DE UNA SOCIEDAD BOMBARDEADA DE IDEOLOGÍAS Y SISTEMAS POLÍTICOS CRUELES. Puebla dice que la evangelización, es dar a conocer a Jesús como el Señor, que da sentido a todas las aspiraciones humanas pero que a su vez las cuestiona (Cfr. Puebla 352-353). Para esto, se debe profundizar en el corazón del hombre y de los pueblos, llevándolos a una conversión personal y una transformación social (Cfr. Puebla 362), basándose en la Palabra de Dios, la Tradición y el Magisterio (Cfr. Puebla 372, 377). Esta será la clave para discernir las interpretaciones y propuestas, que traten de confundir y se alejen de los principios del Evangelio, nos referimos a procesos de ideologización que busquen cambiar el ser y pensar.
«Reconocemos los esfuerzos realizados por muchos cristianos de América Latina para profundizar la fe e iluminar con la Palabra de Dios las situaciones particularmente conflictivas de nuestros pueblos. Alentamos a todos los cristianos a seguir prestando este servicio evangelizador y a discernir sus criterios de reflexión y de investigación, poniendo particular cuidado en conservar y promover la comunión eclesial, tanto a nivel local como universal» (Puebla 470).
CONCLUSIÓN: La evangelización es liberadora, cuando los bienes y riquezas sirven para el bien común de los pueblos (Cfr. Puebla 491), liberándonos de la riqueza y poder que ahogan (Cfr. Puebla 493-506). En esto resulta iluminadora LA DOCTRINA DE PUEBLA SOBRE IDEOLOGÍAS Y POLÍTICA. Es una tentación, tomar una ideología política como condición previa para ejercer la misión de la Iglesia. Peor aún, identificar o someter el mensaje de Jesús con una ideología, haciendo relectura del Evangelio a partir de ella. ES NECESARIO LEER LO POLÍTICO A PARTIR DEL EVANGELIO Y NO A LA INVERSA. Frente a los atropellos contra la justicia y la libertad institucionalizada de regímenes, es necesaria la evangelización (Cfr. Puebla 559, 562).