El lunes 20 de enero, en la memoria litúrgica de San Sebastián, patrono de la ciudad de San Cristóbal, se celebró la misa Pontifical, presidida por Monseñor Lisandro Rivas, Obispo de la Diócesis, con la presencia de autoridades municipales, estatales, religiosos, seminaristas y el pueblo de Dios.
Las imágenes de San Sebastián y de la Santísima Virgen en la advocación de Nuestra Señora del Rocío acompañaron el altar mayor de la iglesia Sagrario Catedral. En la homilía Monseñor Lisandro Rivas manifestó que la eucaristía que celebra esta fiesta es propicia para pedirle al patrono su intercesión y protección. Dirigió su pensamiento a los enfermos, encarcelados, marginados y necesitados.
Lea también: San Sebastián: sacrificio y devoción por Dios
Expresó que en San Sebastián la Iglesia da un modelo para seguir e imitar, no por tradición, sino por los rasgos que llevan a vivir la fraternidad, la convivencia y la justicia en actos concretos.
«Contemplar la imagen nos llama a algo más, como lo es ver su disponibilidad para servir a Dios. En su corazón se imponía la fe y el temor a Dios. Reconocía en las personas el Cristo sufriente y acudía en su auxilio. Esto es una escuela para todos», expresó.
También se refirió al ejemplo del Santo Patrono de los sancristobalenses de perseverar en la fe, siempre en busca del bien común. «Sebastián se mantuvo firme en su fe, se negó a dañar a los hermanos. Podemos contemplar a un cristiano que sabía dar testimonio dentro y fuera de la Iglesia».
Invitó a escuchar desde el corazón para percibir, observar y atender el clamor de los hermanos. Agregó que es oportuno reflexionar sobre el martirio de San Sebastián y ver cómo en nuestro tiempo se puede actuar para sobreponerse a los grandes problemas sociales que causan tanto dolor y sufrimiento.
Le puede interesar: Confirman 12 jóvenes en parroquia Nuestra Señora de la Divina Misericordia
Ante esto, propuso fortalecer el encuentro personal y comunitario con Cristo. En este sentido, para los tachirenses es aferrarse a la devoción a Nuestra Señora de la Consolación y el Santo Cristo de La Grita.
Invitó a ser solidarios ante el sufrimiento: «hacer presente el amor de Dios, a quienes lo necesitan, por ejemplo nuestros hermanos migrantes y está es una misión personal, comunitaria, de las instituciones y de la Iglesia».
Destacó la necesidad de valorar nuestras raíces y tradiciones cristianas, transmitiendoles a las nuevas generaciones.
«Nos encontramos en un momento de profundas transformaciones. Pidamos a San Sebastián para que podamos permanecer firmes en la fe y ser testigos de ella».
Al finalizar la eucaristía, Monseñor Lisandro informó que todas las casas de abrigo de la Diócesis en las zonas de frontera están activas para acoger y auxiliar a los desplazados de la región del Catatumbo.