El Papa Francisco invitó a detenernos un momento para contemplar la libertad de Jesús. Lo primero que el Pontífice señaló fue que Jesús era libre ante las riquezas, Jesús dejó la seguridad de su tierra para abrazar una vida pobre
El sentido de esta devoción es llamar a la humanidad al amor de Dios, expresado en el corazón de Jesús, el cual, aún herido y maltratado por la indiferencia de los hombres, ama y bendice a todo aquel que le busca
El Señor está vivo, real, presente con su cuerpo, sangre, alma y divinidad en el pan consagrado que Él mismo dio a los discípulos en la última cena. Es así que el Obispo Diocesano invitaba a proclamar con la misma emoción de los apóstoles que el Señor está con nosotros y que por la fe, le vemos en la Eucaristía
El punto de partida de la primera reflexión es la acción del Espíritu Santo según el Antiguo Testamento descrita así en el Génesis: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra estaba informe y desierta y las tinieblas cubrían el abismo y el Espíritu de Dios se cernía sobre las aguas”
Su avidez se percibió desde joven con la búsqueda incansable por obtener el significado de la vida la cual canalizó a través de las escuelas de Alejandría y Éfeso