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domingo, septiembre 14, 2025
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El corazón es un horizonte

En lo más interior del ser humano brotan las fuentes de la vida. Se configura aquello que nos distingue, aquello que nos ordena nuestra identidad espiritual poniéndonos en comunión con las demás personas, pero también nos abre los ojos a una dimensión más íntima con la realidad

¿Cómo formar una auténtica autoestima?

Para que este criterio se desarrolle, es necesario la presencia e influencia de la familia, la escuela, el trabajo, los amigos y la sociedad. La persona con estos elementos ofrecidos tendrá la capacidad de valorar y decidir lo que será de provecho para su desarrollo integral.

Templo Parroquial Santa Bárbara de Rubio, una lectura histórica

Este templo es la identidad de su pueblo y religiosamente hablando es su punto de referencia. No hay rubiense que no hable, suspire y piense por su augusto templo. A pesar de que no es la única parroquia eclesiástica en la zona todos convergen en ella, pues por muchos años fue la única, y entonces es madre de las demás

“La boca y el corazón muestran la palabra de Dios”

Ya iniciada la Cuaresma con el signo de la ceniza, hoy la Palabra de Dios sale a nuestro encuentro para indicarnos qué hemos de hacer, en qué consiste la conversión que hemos de realizar: “Hay que creer con el corazón para alcanzar la santidad y declarar con la boca para alcanzar la salvación”

¿Cómo se evidencia la autoestima en la pareja?

El círculo vicioso de la posesión, es devorado por la sospecha de sentirse no valorado o tomado en cuenta, ya esto es un signo de su baja autoestima. Los celos, la sospecha, los supuestos, los entredichos, la imaginación pueden dar paso a manifestar todos estos signos de baja autoestima

Cuando se ha perdido todo

Vivimos un tiempo líquido, es decir, como señaló Zygmunt Bauman, un momento de la historia en el que las realidades sólidas de nuestros ancestros, como el trabajo y el matrimonio para toda la vida, se han desvanecido

San Francisco y el lobo de Gubbio

San Francisco decidió buscar una solución al problema. Al estar frente al lobo, San Francisco le dice: “Ven aquí, ¡hermano lobo! Yo te mando, de parte de Cristo, que no hagas daño ni a mí ni a nadie”

DC.RADIO

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